Siempre trabajando a gran ritmo, aunque haya altas temperaturas, Ana Borges mantiene la cocina siempre funcionando
Todos los días, menos los domingos hay un número de comensales que varía en algunas ocasiones, comenta
De lunes a sábado se sirve almuerzo café por la tarde con merienda para los niños y hasta cena
“Los domingos voy a la Iglesia y siento falta de estar en mi hogar, con el comedor con las puertas abiertas para servir a la gente, me eriza de contarlo,” dice
La posibilidad de ayudar a la gente, me hace mas joven y me dan ganas de crecer y seguir adelante, dice emocionada
Si por fuera poco el servir alimentación, ha logrado donaciones de túnicas, mochilas y cuadernos para niños