El proyecto de Reforma Constitucional presentado, aspira a mucho, pero poco propone, y lo peor es, que no resuelve nada. Consideramos que es un conjunto de ideas inacabadas y algunas hasta encontradas; que no fueron consensuadas por muchos actores políticos, y ni siquiera consultadas a la Policía, ni a las Fuerzas Armadas, por quiénes en algún momento, también fue criticada. De cierta forma, son ideas a ser terminadas y aplicadas de la forma que disponga el Poder Ejecutivo. Esto nos hace tener una mirada de análisis desde nuestra Constitución, donde ya están plasmadas las competencias de los Poderes y de las Instituciones de nuestro país. Cabe preguntarnos, cuánto afecta esta reforma, el rol de los Jueces, el de la Policía y el de las Fuerzas Armadas. Y aquí es dónde hacemos un llamado a la reflexión, despojados e independientes, de la diversidad de nuestros partidos políticos, y de las respectivas banderas, que por derecho legítimo tengamos en alto, cada docente.
En primer lugar nos preguntamos, si es necesario crear una Guardia Nacional militarizada. Creemos que no, porque las competencias que se establecen ya las tienen los cuerpos actuales (Ley 18.315 Procedimiento Policial). Sería no valorar y desvirtuar el trabajo del Policía y el de las Fuerzas Armadas, que son dos formas opuestas e incompatibles de operar. Sumemos el problema presupuestal, el gasto que genera. Es mejor y más rápido, fortalecer y mejorar lo que hay, a que esperar a capacitar, formar personas que no están ni fueron preparadas para eso. En este sentido sugerimos leer declaraciones de militares, quienes con propiedad pueden explicar que más que una solución, es un problema.
En segundo lugar, con respecto a la rigurosidad de las sentencias, manifestamos que encontramos contradicciones importantes. Por un lado dice que son determinadas por los jueces actuantes, como en la actualidad, y propone condenas para ciertos delitos, que no se permita liberar antes del cumplimiento de la pena en su totalidad; pero por otro lado dispone que, para quienes hubieren sido condenados por sentencia firme, por los delitos graves, con reclusión permanente, podrá ser decretada su libertad por la Suprema Corte de Justicia, luego de haber cumplido 30 años de prisión, en caso de acreditarse que el mismo está plenamente rehabilitado. Consideramos una desprolijidad, una falta de criterio, el planteo de reclusión permanente “sí”, “pero” puede que “no”. Sin pretender discutir el derecho o no a rehabilitación, seguro estamos todos de acuerdo en la necesidad de rigor de las penas para determinados delitos, pero esta reforma no garantiza ni una cosa, ni la otra. Menos aún cuando propone que el Poder Ejecutivo reglamente la integración y el funcionamiento de un Cuerpo Asesor especial, que será creado para penados a reclusión permanente. No queda claro si este cuerpo “especial” estará por encima o no del Poder Judicial. Que otros asuman el rol de la Justicia, también nos preocupa.
En tercer lugar, sobre la propuesta de allanamientos nocturnos en lugares donde se sospecha “fundadamente” que se están cometiendo delitos, afirmamos que sin pruebas no hay delito, y ante una sospecha se puede cometer un error o equivocación, que no garantiza y sí, atenta contra la seguridad de todos. Tenemos la percepción, que este punto fue el que provocó mayor discusión y sensibilizó más a la población, por lo que podríamos extendernos más en esto, pero lejos de fomentar odios, repudios, resentimientos y malos recuerdos; en estos tiempos de enfrentamientos, por rivalidades políticas partidarias, busquemos practicar más la empatía, la tolerancia y el respeto por la experiencia del otro.
De esta forma, creemos que la violencia y la inseguridad solo se detienen con mayor justicia social, generando más y mejores empleos, enfrentando temas que hieren y duelen, como drogadicción y salud mental, pero principalmente con mayor presupuesto para la educación.
Aunque el camino sea el más largo, ante la violencia, educar es la forma. Para ser un buen ciudadano no es necesario un holocausto ni un sacrificio de vidas, solamente el esfuerzo de asumir el compromiso de ser cada día mejor en nuestras comunidades y en nuestras familias, manteniendo siempre la armonía, la fe y la voluntad de ser feliz.
A muchos nos compete enseñar, pero todos debemos educar. Que este domingo todos podamos celebrar la dicha de vivir en Democracia y la dicha de vivir en libertad.
ATEMA FeNaPES Artigas