A bordo de un bus recolectan piedras preciosas que aquí son descartadas, para hacer artesanías.
María de los Ángeles recorre Uruguay junto a su esposo e hijo, combinando la vida nómada con la producción artesanal. Esta semana, volvieron a instalarse en Artigas, atraídos una vez más por la riqueza mineral del departamento y el afecto de su gente.
Por segunda vez, María de los Ángeles y su familia han elegido Artigas como destino de paso en su recorrido por el país. Esta vez lo hacen con una novedad: viajan en una casa rodante más grande, adaptada para incluir a su hijo de 22 años, quien cursa estudios online mientras acompaña a sus padres en esta experiencia itinerante.
“Nos ampliamos porque ahora viajamos con nuestro hijo. Él estudia en línea y vive con nosotros en la casa rodante”, cuenta María con orgullo. La familia ha recorrido buena parte del norte argentino y la costa uruguaya, y ya proyecta nuevos rumbos: “El próximo verano vamos a emprender viaje hacia el sur. Y más adelante, soñamos con subir por Sudamérica hasta llegar a México”.
La elección de volver a Artigas no es casual. Según explica María, la atracción principal son las piedras semipreciosas que abundan en la región. “Las piedras son lo que más nos atrae. Para nosotros, que somos artesanos, son un tesoro. Incluso hay talleres donde nos permiten recoger restos que para otros son desecho, pero que para nosotros son materia prima”, comenta. Además de recolectarlas, la familia las incorpora en su producción artesanal que venden en ferias y mercados.
Su emprendimiento abarca una variada oferta de productos hechos a mano. “Mi esposo trabaja con acero quirúrgico y alpaca, y yo hago macramé. Siempre tratamos de incluir piedras en nuestras piezas”, detalla. También fabrican macetitas con forma de combis —vehículos que se han convertido en un ícono de su estilo de vida nómada— y objetos pintados como portainciensos. “Las combis son nuestro caballito de batalla. A donde vamos, siempre gustan”, dice entre risas.
Sobre el trato recibido en Artigas, María es clara: “La gente de acá siempre nos ha recibido muy bien, por eso volvemos. Nos sentimos cómodos, y ya hemos hecho amigos”.
Sin embargo, este podría ser el último paso por el norte del país, al menos por un tiempo. “Después de esta semana, seguiremos nuestro viaje. Nuestra meta es ir hacia el norte del continente”, anticipa. Por lo pronto, permanecerán en Artigas unos días más, disfrutando de la tranquilidad del lugar, los lazos construidos y, por supuesto, de las piedras que los invitan a crear.