Se trata del «primer puerto seco» del país, una tierra que erige entre Paysandú y Tacuarembó y que guarda la belleza de las cuchillas del norte.
Tambores es un lugar histórico y con un presente estrechamente vinculado a la naturaleza y el turismo. El programa En la Ruta llegó hasta esta localidad del interior del país, dividida entre dos departamentos, en el límite entre Paysandú y Tacuarembó.
La mayor parte de su casco urbano está en Paysandú, pero cruzando la avenida principal, varios moradores se encuentran en territorio tacuaremboense. También es uno de los centros poblados más elevados del territorio, a 274 metros al nivel del mar.
El lugar debe su origen y desarrollo principalmente a la ganadería. A comienzos del siglo XIX era considerado el «primer puerto seco»: un polo de desarrollo económico y cultural gracias a la comercialización.
Por otra parte, su nombre tan particular no tiene un origen claro, pero se cree que surgió ante los sonidos provocados por esclavos que fueron llevados a trabajar en la zona y que realizaban rituales en lo alto de la Cuchilla de Haedo. La gente de la zona ubicaba el sitio como «allá donde suenan los tambores».
Muy cerca del pueblo, el recorrido nos llevó hasta los senderos de una zona custodiada por las alturas y poco explorada: una cueva natural de roca escondida entre la vegetación nativa, el cauce de una cañada que se vuelve una cortina de agua, piscinas de piedra, «el pozo hondo», frutos autóctonos, animales silvestres y más bondades naturales son parte de este programa.