En conferencia de prensa realizada en el Instituto de Formación Docente, la directora de la institución, Lorena Rodríguez, abordó diversas temáticas relacionadas con la gestión del centro, el crecimiento en la matrícula y una denuncia presentada en su contra por presunto acoso laboral.
En cuanto al incremento en la matrícula señaló: «El año pasado teníamos 1.200 estudiantes inscritos en diversas carreras. Este año, la cifra aumentó a 1.400, lo que refleja un crecimiento significativo de 200 estudiantes», informó. Atribuyó este aumento al enfoque del instituto en generar espacios de bienestar, trabajo en equipo y valores socioafectivos, factores que fortalecen la permanencia y reducen la deserción.
En un momento de la conferencia se le preguntó sobre la denuncia por acoso laboral presentada ante el Consejo de Formación Docente por parte de siete funcionarios, entre docentes indirectos y administrativos. Frente a esto, la directora fue tajante: «Esta dirección no ha recibido ninguna resolución del Consejo de Presidencia del Consejo de Formación en Educación. No tengo ninguna denuncia en mano ni ningún expediente iniciado con este tema».
Asimismo, negó haber sido citada para declarar al respecto y sostuvo que sus viajes a Montevideo fueron exclusivamente para reuniones de planificación del inicio de cursos. Enfatizó que el instituto funciona con normalidad y que el trabajo en equipo y la apertura al diálogo son pilares fundamentales de la gestión.
Otro tema abordado fue la presunta restricción impuesta al consejero, representante de los estudiantes, para reunirse con los alumnos en determinado horario. La directora explicó que el consejero estudiantil notificó su visita con anticipación, pero sin detallar una agenda de trabajo. «No podíamos suspender clases sin una resolución oficial del Consejo. Las actividades del consejero no podían interferir con el normal funcionamiento de las clases, por lo que los estudiantes participaron de forma voluntaria y en contraturno».
«El primer día, el consejero se reunió con el centro estudiantil en la mañana y con 15 estudiantes en la tarde. Al día siguiente, la convocatoria aumentó a 30 estudiantes», detalló. Además, mencionó que la única conversación que mantuvo con el consejero fue sobre la organización de futuras visitas.
Entre los desafíos del año, destacó la llegada de una estudiante hablante de lengua de señas, quien requiere un intérprete. «Contamos con 50 horas de intérprete, pero los aspirantes al cargo no son de la localidad y aún no hemos conseguido cubrir esa necesidad. Mientras tanto, todo el equipo del instituto la está apoyando para garantizar su integración», explicó.
Ante la insistencia de la prensa sobre la existencia de la denuncia y su posible impacto en el clima institucional, la directora reiteró su desconocimiento sobre el tema y envió un mensaje de continuidad: «Nuestro objetivo es seguir trabajando por un instituto inclusivo y comprometido con la educación. La comunidad educativa debe seguir enfocada en el desarrollo de los estudiantes y en fortalecer los valores de respeto y convivencia».