En la última etapa del Campeonato Nacional disputado en San Carlos salió 1ero en la categoría 12 y 13 años.
Con tan solo 12 años, Mateo Silva ya empieza a destacarse en el mundo del ciclismo juvenil uruguayo. Integrante del equipo La Luz Cycling Team, el joven deportista viene de lograr un primer puesto en la categoría 13 y 14 años durante una competencia realizada en San Carlos, Maldonado, donde participó junto a todo su equipo.
“Fuimos a correr el fin de semana y se nos dio”, cuenta con naturalidad, como si ganar fuera parte de su rutina. Cuando se le pregunta si se refiere a una victoria personal, responde con una sonrisa contenida: “Sí, efectivamente, fue mi primer puesto en la categoría”.
Mateo comenzó a entrenar hace dos años, cuando conoció a Roberto, quien lo introdujo en el mundo competitivo. Desde hace un año y medio forma parte del circuito Code Camp Nacional, un campeonato que recorre diferentes departamentos del país y que alterna fechas a lo largo del año.
“El calendario varía, a veces hay una carrera por mes, otras veces dos. Lo importante es que se corre en todo el país”, explica. El sistema de puntuación es claro: 10 puntos para el primero, 5 para el segundo y 3 para el tercero, mientras que todos los que cruzan la meta suman al menos dos puntos.
Aunque recién empieza, Mateo no se lo toma como un simple pasatiempo. “Tengo ganas de seguir, y si se me da algo más, bienvenido. Pero quiero continuar”, afirma. Como muchos niños, probó con el fútbol, pero no encontró allí su verdadera pasión: “Me subí a una bici y me gustó mucho más que el fútbol. Es un deporte más sacrificado”.
Detrás de cada podio hay un trabajo silencioso y constante. “Entreno todos los días, solo descanso uno por semana”, comenta. Su rutina incluye salidas por ruta, sesiones de gimnasio y una alimentación cuidada. “El entrenamiento varía mucho: a veces es una hora, otras dos, dependiendo del objetivo del día”.
Sobre sus recorridos, detalla: “Salgo por la ruta, a veces voy solo, otras con compañeros como José Luis Sánchez o con Roberto. Si es un entrenamiento de rodaje, prefiero ir solo, pero para otras prácticas es mejor en grupo”.
A pesar de su compromiso deportivo, Mateo es muy claro con sus prioridades: “El estudio está primero. Si no hay estudio, no hay bicicleta”. Su enfoque equilibrado también se refleja en su visión del futuro. Aunque no tiene una carrera definida aún, sabe que quiere seguir estudiando y ver qué caminos se le abren más adelante.
A la hora de invitar a otros jóvenes a sumarse al ciclismo, reconoce las dificultades: “Siempre estoy invitando, pero cuesta. Tirás una pelota de fútbol y se llena el campito, pero encontrar un gurí que quiera subirse a la bici es más difícil. Igual, si buscás, encontrás”.
Su herramienta de batalla es una Trek Domane, una bicicleta de alto rendimiento. Pero cuando se le pregunta si es imprescindible tener una buena bici para competir, responde con madurez: “No. Mientras tengas piernas y te dediques, con cualquier bicicleta podés andar bien”.
Mateo Silva no solo pedalea kilómetros por las rutas del país; también avanza con paso firme en la construcción de un sueño que combina pasión, sacrificio y disciplina. Y lo hace con una claridad que pocos chicos de su edad suelen tener: la educación primero, la gloria después.
Para que niños y adolescentes artiguenses puedan viajar a competir, los padres hacen grandes esfuerzos juntando recursos económicos para costear gastos