En una visita programada como parte de su agenda periódica por el interior del país, José Pereira, director representante del sector empresarial en el Banco de Previsión Social (BPS), arribó nuevamente a Artigas con un objetivo claro: mantener el compromiso asumido en campaña de escuchar directamente a las empresas locales y constatar el funcionamiento de las oficinas del organismo.
“Venimos cada dos o tres meses. No es una visita protocolar: es parte de lo que prometimos en campaña, estar cerca, escuchar, dar la cara”, aseguró Pereira, mientras recorría la sucursal local del BPS, acompañado por referentes empresariales del medio.
Esta es su tercera temporada al frente del directorio del BPS por el orden empresarial. Pero este año —dice— es especial: hay nuevos integrantes en el equipo, designados por el Poder Ejecutivo, y eso abre una nueva etapa. “Es un año distinto, con nuevas caras y, ojalá, nuevas miradas”, expresó.
Artigas no es solo un departamento fronterizo: es un termómetro de las tensiones estructurales del Uruguay productivo. La competencia desigual con el comercio brasileño, los trámites burocráticos, y una sensación creciente de lejanía del Estado son parte del paisaje cotidiano.
“La situación de las empresas acá es muy compleja. La realidad de frontera impone condiciones duras: hay informalidad, hay competencia desleal, y encima el Estado no está. O, si está, no responde”, disparó Pereira con tono directo.
Uno de los puntos que más le preocupa es la pérdida progresiva de personal en las oficinas públicas del interior. “Lo acabamos de ver en la propia sucursal del BPS en Artigas: menos funcionarios, menos capacidad de atención. Y sin embargo, el costo del Estado sigue aumentando. ¿Cómo se explica eso? Cada vez menos presente, pero cada vez más costoso”, denunció.
Esa contradicción —la de un Estado que se aleja pero no se achica en sus costos— es, para él, uno de los grandes males del sistema uruguayo. Y afecta directamente a quienes están del otro lado del mostrador: empresarios, comerciantes, productores.
“Los recursos públicos se están invirtiendo en cosas que no tienen que ver con el servicio al ciudadano. Como representantes del sector privado, esto nos preocupa enormemente. No es sostenible, ni justo”, enfatizó.
El discurso de Pereira no se agota en el diagnóstico. Va más allá. Propone una revisión profunda de cómo se gestionan los fondos públicos y de qué manera se estructura el sistema de seguridad social.
“No se puede seguir improvisando. Hace poco se hizo una reforma de la seguridad social, pero sin auditar en serio cómo se está gastando. No se parte del diagnóstico. Es como si uno entrara a una empresa nueva y, antes de saber en qué condiciones está, le pidiera a cada socio que ponga plata. La respuesta lógica sería: ‘¿y para qué? ¿Cómo se gasta?’”, ejemplificó.
A su juicio, eso fue lo que faltó en la última reforma del sistema previsional: una mirada integral, honesta y técnica sobre el funcionamiento interno del BPS y de todo el sistema previsional. “La reforma se centró en la edad de retiro, en los años de aporte, pero no en cómo se administra el dinero. Eso es lo que debe cambiar”, afirmó.
De cara a los próximos meses, Pereira expresó su expectativa de que la nueva administración —en plena elaboración de ajustes normativos— incorpore esta visión. “El primer paso tiene que ser una auditoría seria, técnica, independiente. ¿Dónde está yendo el dinero de los aportes? ¿Qué estructura estamos sosteniendo?”, se preguntó.
El cierre de la visita estuvo marcado por un mensaje claro y sin ambigüedades dirigido a todo el sistema político, sin distinción de partidos. “Hay que asumir la responsabilidad. No se puede seguir cargando sobre los contribuyentes más peso si no se ajusta el funcionamiento del Estado”, remarcó.
Para Pereira, la lógica con la que se ha gestionado la seguridad social responde a una inercia de décadas que ya no resiste el análisis. “Se parte de supuestos que hay que revisar. Sí, la gente vive más. Pero eso no puede ser excusa para trasladar todo el problema al ciudadano. Hay que revisar cómo funciona el sistema en su conjunto”.
La jornada culminó con reuniones con comerciantes y pequeños empresarios, muchos de los cuales compartieron sus preocupaciones: trámites lentos, dificultad para acceder a exoneraciones, y una distancia creciente entre el BPS central y la realidad del norte profundo.
Mientras se despedía, Pereira dejó una frase que sintetiza su visión: “La seguridad social debe estar al servicio de quienes la sostienen. Si no, no es seguridad ni es social”.